miércoles, 2 de octubre de 2013

ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN.6. UTILIZAR EL ASPECTO EMOCIONAL MÁS QUE LA REFLEXIÓN


Hacer uso del aspecto emocional de las personas es una técnica clásica para causar un cortocircuito en el análisis racional, y finalmente atacar o anular el sentido crítico de los individuos. Es una táctica esencial para el control y dominio de las masas.

 Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, leyes, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos… Es típico, como hemos podido ver recientemente,  el aprovechamiento de algún suceso con gran repercusión mediática para intentar imponer la modificación de las leyes hacia un mayor endurecimiento de las penas.

En casos en que el suceso (un acto terrorista, por ejemplo) haya logrado, por su contundencia en sí y por la conveniente amplificación en los medios de comunicación, el suficiente grado de interiorización en el público, el grado de presión social puede llegar a ser tal que exija reacciones unánimes; de modo que quienes se resistan o pongan en duda las medidas pedidas serán tachados de insensatos, traidores o cómplices.

De igual manera, la agitación de ciertos miedos y alarma social con toda clase de medios es un arma eficaz previa a la implantación o aprobación de medidas que el público, el pueblo soberano, va a demandar, con la creencia de que su decisión emana de su más pura e incontaminada racionalidad. Se trata de una de las más potentes “armas silenciosas” del sistema, afortunadamente cada vez más desenmascarada, según vamos conociendo el funcionamiento de lo que se ha dado en llamar la “doctrina del shock” (ver reportaje de N. Klein).

         Recursos empleados en los medios de comunicación como la frase-slogan, el titular estudiado, la gracieta, los tópicos míticos y los chismes de fácil puesta en circulación, el simple descalificativo, la exageración desmedida, la insistencia cansina, la repetición mil veces de la misma mentira hasta convertirla en verdad (cuando el río suena, agua lleva)… son herramientas eficaces, con toda su irracionalidad, que dan cien mil vueltas a todo el racionalismo que en el mundo ha habido.

Por más que presumimos de ser una especie de animales racionales, no le demos vueltas: el irracionalismo gana por goleada en nuestra ajetreada y tambaleante existencia. Dime de qué presumes y te diré de qué careces. Por otra parte, el “siglo de las luces” ha sido una y mil veces pisoteado para que la razón o la inteligencia con horizonte universal no floreciese; no en vano al racionalismo del siglo XVIII sucede pronto el romanticismo, movimiento en el que el sentimiento, los particularismos y lo irracional son prevalecientes. Y ahora ya estamos en el terreno de la “inteligencia emocional” de horizonte individualista, con la autoayuda, el me quiero mucho, me lo merezco… y me hundo en un deprimente “Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como”. No hay más que ver adónde nos ha metido el dejarnos llevar por la creencia implantada por el nuevo orden mundial en las masas de que “la solución a tu problema” está en el individuo. Preguntad a cualquier persona afectada por impago de hipoteca qué puede hacer para evitar el desahucio, estando sol@ y en paro, frente la maquinaria del sistema bancario y jurídico. Tras tanto canto al individualismo, no hay más que ver qué nos está ocurriendo por haber dejado aparcada durante tantos años el arma fundamental de la ciudadanía a secas: la solidaridad.

Recurso a lo íntimamente mítico, la sangre, lo impactante emocionalmente, la madre, la patria, el agua… Mencionarle el agua a un levantino es como mentarle a la madre que lo parió. O a la madre patria a un patriotero. O su pueblo a mi tío Andrés. La vida cotidiana está cuajada de creencias infundadas, mitos, supersticiones. Las creencias y valores éticos o religiosas, l@s niñ@s, las víctimas del terrorismo…son elementos que componen nuestra emotividad, un fondo oculto manipulable por los parásitos de lo ajeno. No digamos si unimos en el mismo caso niño y víctima… ahí ya podemos encontrarnos incluso con los que exigirán la implantación momentánea de la pena de muerte. ¿Por qué unas vidas se valoran tanto y otras valen tan poco? ¿Cómo se puede ser a la vez un aguerrido defensor de la vida y de la pena de muerte? La contradicción está íntimamente unida al mundo de la emotividad y el irracionalismo todo lo perdona.

¿Qué decir de la alianza de religión y adscripción política? Sin duda, la interiorización de determinado “credo” supuestamente ético-religioso, que no tiene por qué ser consciente o decidido personalmente, coloca a un número enorme de personas no sólo en el lado derecho de la política, sino frente a un foso de proporciones tan gigantescas que jamás le permitirán dar un paso para ir al otro lado. La utilización de esta fuente inagotable e irracional de fieles bien merecería un análisis más certero a la hora de explicar por qué se producen ciertos resultados electorales incomprensibles desde la racionalidad.

En el establecimiento del “nuevo orden mundial”, el cambio en los valores es fundamental: el tener prevalece claramente sobre el ser; vales más por lo que tienes que por lo que eres; el ser importa mucho menos que la apariencia (la necedad puede llegar a que alguien se crea tanto más rico cuanto más grande es su hipoteca). Y contra ese cambio de valores bien consolidado va a ser difícil hacer nada ya.

La infancia vuelve a jugar un papel muy importante en este campo de la propaganda interesada, del chantaje emocial: ¿habrá un padre tan despiadado que no quiera tener el último grito en seguridad al montar a su hijo en su coche? ¿Va a privar a su hij@ de los últimos juguetes que ha visto a los vecinos? ¿Va a permitir que l@ discriminen por no vestir a la moda? Si no tienes lo que tienen los demás, si ganas menos, si no vas de vacaciones a donde todo el mundo y, sobre todo, si no eres capaz de comprarle a tus hij@s lo que todo el mundo… ve considerándote un desgraciado.

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