Un episodio
curioso y desde luego nada baladí que ocurre en estos años en los que se está
fraguando el asalto a la vieja política
(de izquierdas, claro; incluyendo en el mismo paquete el acoso a los
sindicatos de clase, CCOO y UGT) es la compraventa
de las 2 cadenas de TV con audiencia mayoritariamente izquierdista:
-La Sexta es comprada por A3Media, el grupo mediático de Antena3, La Razón…
Dos cadenas consideradas “progres”
que han cambiado de dueños así como si nada, como si no tuviera importancia cuál
es la mano que mece la cuna, como si no tuviéramos que hacer caso alguno a teorías de la comunicación que dicen que "el medio es el mensaje" o "la voz de su amo".
Así, cada uno de los dos grandes grupos mediáticos privados dispone de un canal de tv que tiene la función de mantener a la audiencia considerada más progresista, por lo que el adoctrinamiento de masas se buscará aquí con lenguajes y contenidos de apariencia más radical, crítica, renovadora…que le guste y entretenga. Esto, para el público de una edad mayormente, cuyo acceso a los contenidos de tipo político es la televisión: para los más jóvenes el discurso se difundirá más bien a través de las redes sociales.
Así, cada uno de los dos grandes grupos mediáticos privados dispone de un canal de tv que tiene la función de mantener a la audiencia considerada más progresista, por lo que el adoctrinamiento de masas se buscará aquí con lenguajes y contenidos de apariencia más radical, crítica, renovadora…que le guste y entretenga. Esto, para el público de una edad mayormente, cuyo acceso a los contenidos de tipo político es la televisión: para los más jóvenes el discurso se difundirá más bien a través de las redes sociales.
Por supuesto, es la plataforma perfecta para lanzar desde
aquí los dardos contra esa “vieja política”
de izquierdas que tanto molesta al neocapitalismo, empeñado en llevarse por
delante, como comprobamos a diario, logros de décadas arrancados a base de
lucha, mientras desacredita globalmente
a “los políticos” identificándolos con una “casta” de “élites extractivas” , una manada de corruptos que no han hecho otra cosa que robar.
Una propaganda tremendamente injusta y difusora de una doble mentira: hacer caso omiso de las diferencias entre las personas o partidos y hacer caso omiso de los logros evidentes de las políticas llevadas a cabo desde el 78, logros de los que han beneficiado al menos como los demás quienes ahora interesadamente pretenden reducirlos a la nada o venidos por arte de magia, reduciendo toda acción política a corrupción y casta.
Lucha contra la corrupción sí; pero no solo política. No empecemos demasiado pronto a poner a “los Botín” fuera de la casta. No seré yo quien compre los discursos revolucionarios de líderes y lideresas que predican cambios de sistema promocionados por juntas de accionistas de televisiones privadas.
Una propaganda tremendamente injusta y difusora de una doble mentira: hacer caso omiso de las diferencias entre las personas o partidos y hacer caso omiso de los logros evidentes de las políticas llevadas a cabo desde el 78, logros de los que han beneficiado al menos como los demás quienes ahora interesadamente pretenden reducirlos a la nada o venidos por arte de magia, reduciendo toda acción política a corrupción y casta.
Lucha contra la corrupción sí; pero no solo política. No empecemos demasiado pronto a poner a “los Botín” fuera de la casta. No seré yo quien compre los discursos revolucionarios de líderes y lideresas que predican cambios de sistema promocionados por juntas de accionistas de televisiones privadas.
Todo eso, unido al cambio de legislación que permite al
gobierno de Rajoy hacerse con el control
de los informativos de RTVE, da una idea de cómo queda el panorama mediático de ámbito nacional:
totalmente dominado.
Ni que decir tiene que la prensa escrita, en horas bajas de
tirada y necesitada de subvención, ya
está descaradamente controlada por el
capital a través de élites de accionistas. Y por si faltaba algo, añádase a
esto la presión del gobierno de Rajoy
sobre los consejos de administración para que aminoren posibles críticas,
poniendo y quitando directores, eliminando a personal crítico de las
redacciones y orientando editoriales, utilizando como medida “persuasoria” un
instrumento que pagamos entre todos, la propaganda
institucional que será distribuida “convenientemente”. Véase el ejemplo de los
criterios de reparto de subvenciones a la prensa escrita en la campaña del ministerio de Sanidad “Hay salida” en
2012: "Al que se porte bien, le pongo publicidad"
Continuará
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