lunes, 30 de septiembre de 2013

ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN DE MASAS. 5. HABLAR AL PÚBLICO COMO A PERSONAS DE CORTA EDAD

  

La mayor parte de la publicidad dirigida al gran público utiliza lenguaje, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad mental, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o con poca capacidad de raciocinio. ¿Pensamos que esto es casual, simple ocurrencia de los creativos para hacerse graciosos o simplemente para llamar la atención? No seamos ingenuos. “La forma más simple de amplificador económico es un instrumento llamado publicidad”. Bien lo saben. Y quienes recurren a la publicidad no dejan nada al azar. Está todo calculado.

Cuanto más se intente buscar engañar al público
, más se tenderá a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? Los maestros en la manipulación de masas tienen una poderosa razón: “Si una publicidad televisiva se dirige a una persona como si tuviera 12 años de edad, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción tan desprovista de sentido crítico como la de una persona de 12 o menos años de edad” (“Armas silenciosas para guerras tranquilas”).

Por supuesto que toda publicidad trata de llamar la atención. Pero la utilización de este recurso va más allá y busca la eficacia de la respuesta buscada, algo bien estudiado en la psicología de la conducta: a un estímulo infantiloide y acrítico responderá una conducta proporcionalmente infantiloide y acrítica. ¡Cuántas veces habremos dicho u oído que parece que nos toman por tontos! Pues sí, en efecto: es un recurso buscado, no casualidad ni simple desprecio.

No dan puntada sin hilo: todos los detalles son examinados, pesados y medidos al milímetro con estudios continuos sobre el comportamiento de los distintos sectores sociales. De ahí que una buena partida de presupuesto que pagamos está dedicado a esos gabinetes de asesores y departamentos de comunicación, esenciales para manipular y engañar a la población. Si personajillos tan mediocres tuvieran que actuar y hablar sin estos equipos que les pagamos no darían una en el clavo. Pero se limitan a asumir el guión, el argumentario que les preparan y que repiten sin parpadear, sin que importen nunca la verdad o la realidad, sino la propia conveniencia.

           Ciertamente, cuando uno se da cuenta de que le están tomando el pelo, de que lo están tomando poco menos que por imbécil, monta en cólera y reacciona contra esa falta de consideración. De ahí que uno de los objetivos es que “el público” no llegue a comprender estos mecanismos empleados por los de arriba. No en vano los mismos planificadores de esta manipulación llaman a sus técnicas empleadas “armas silenciosas”, es decir, que deben pasar inadvertidas.
   

      Pero ¿en la “sociedad de la comunicación” puede mantenerse al público sin enterarse de todos estos procesos de manipulación? Pues sí. Y eso también lo saben: “El mundo se divide en tres categorías de gentes: Un muy pequeño número que produce acontecimientos, un grupo un poco más grande que asegura la ejecución y mira como acontecen, y por fin una amplia mayoría que no sabe nunca lo que ha ocurrido en realidad.” (Nicholas Murray Butler). Y de ahí los elogios y reverencias de ciertos políticos hacia las mayorías silenciosas.

sábado, 28 de septiembre de 2013

ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN DE MASAS. 4. LA ESTRATEGIA DE DIFERIR


            Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa pero necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. 

          Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la gente en general, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá a mejorar mañana y que el sacrificio exigido ahora podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

     
      Un ejemplo claro y actual de esta estrategia de manipulación es la propuesta de alargar la edad de jubilación; con el fin de que la ciudadanía no se alarme y acepte dicha medida, “dolorosa pero necesaria”, esa propuesta claramente impopular se impondrá contando con dos métodos infalibles: la gradualidad y diferir su aplicación para dentro de “x” años. El nuevo orden mundial, que nos domina querámoslo o no reconocer con pensamiento dominante y gobierno de los mercados, exige la implantación de esta medida “para sacarnos de la crisis” y garantizar las pensiones en el año la pera. ¿Para salir de la crisis, una medida que se va a aplicar dentro de 15 años? No, no es para salir de la crisis. La aplicación en diferido es más aceptable, ayudada por la ingenuidad de pensar que, para dentro de unos años, posiblemente todo ha vuelto a ir sobre ruedas y ya no hará falta esa medida; por otro lado, se habrá dispuesto de tiempo para la aplicación gradual, que acabará con “la rana hervida”.

         Otra forma de trabajar con la estrategia de diferir es muy recurrente y actual: consiste en  llevar a la ciudadanía a una situación extremadamente delicada para que acepte como necesarias las medidas que el sistema quiere implantar, bajo la presión machaconamente repetida de que sólo con la aplicación de esas medidas se podrá salir de tal situación problemática. Esta estrategia está relacionada con la de “crear problemas para después ofrecer soluciones”. Sólo que en este caso las soluciones a saber para cuándo vendrán…si llegan. “¡Tan largo me lo fiais!”, que dijo Tirso en El Burlador de Sevilla. Reiteradamente se nos alecciona con que “lo peor ya ha pasado”, que vamos “en la buena dirección” y que ya se ven “luces al final del túnel”, luces que sólo parecen ver quienes previamente se hayan fumado algunos “brotes verdes”.

          Pues ahí tenemos la llamada “Reforma Laboral” (más bien una  Contrarreforma) como ejemplo de aplicación de esta estrategia: tras haber llegado a una situación límite de desempleo, se nos proponen e imponen  recortes bestiales  en la inversión pública, desaparición de servicios públicos básicos, subidas de impuestos, congelación o bajada de salarios, pérdida de derechos laborales… como medidas necesarias, como la única solución para crear empleo en el futuro.  

           Por otro lado, se oculta a la ciudadanía que el Gobierno tiene una capacidad prácticamente nula para generar empleo, dado que inmerso en la corriente neoliberal dominante, ya se ha desprendido prácticamente de su participación en la economía productiva de la Nación. Es más, ese Gobierno  ni siquiera tiene las competencias de  Empleo, al haber sido transferidas a las Comunidades Autónomas. Su función es meramente instrumental: aplica las medidas que el sistema exige, BOE en mano y votos como patente de corso, bajo la maniobra de diferir. El Presidente Rajoy, ante las negras previsiones de la economía para el empleo, ya se pone la venda asegurando que las medidas no crearán empleo a corto plazo (desde la oposición exigía que produjeran efecto al día siguiente, ahora sólo hay "vislumbres"), son necesarias para generar confianza en los mercados y luego vendrá el empleo; el presidente de la patronal CEOE se permite anunciar que se creará empleo “cuando la economía mejore”. Valiente pronóstico: es como decir que cuando llueva, caerá agua.

           Entre los muchos ejemplos del recurso a diferir para colarnos decisiones que de otra manera levantarían oposición ciudadana, es muy curioso y recurrente el empleado con respecto a la privatización de bienes, servicios o empresas públicas: siempre ese proceso va acompañado de promesas de abaratar costes y mejorar el servicio. La privatización de Endesa en los tiempos del Aznar_Rato iba a suponer para la ciudadanía una rebaja en el recibo mensual que…nunca vimos; el petróleo saldría más barato privatizando Repsol, el servicio telefónico privatizando Telefónica y privatizando Argentaria nuestra banca iría viento en popa; en fin, un largo rosario de mentiras, sin olvidar aquella de que con la liberalización del suelo el precio de la vivienda iba a bajar considerablemente.

Los planes de privatización de la Sanidad en Madrid, felizmente paralizados por la Marea Blanca y por los tribunales, van acompañados de propaganda de ahorro y mejora del servicio, promesas que no son avaladas ni por dato fiable alguno ni por otras experiencias ya llevadas a cabo, como el llamado “modelo Alzira”. Lo que sí hemos podido comprobar es que los dos consejeros anteriores de sanidad pronto fueron fichados por empresas privadas que hacen negocio con la salud: las puertas giratorias sí que funcionan.

         Llegados a este punto, no quiero dejar pasar por alto el tema del agua. El Gobierno Regional de la Comunidad de Madrid está empeñado en privatizar la gestión del Canal de Isabel II. No faltarán las promesas diferidas al futuro de un abaratamiento del recibo del agua y la mejora de la calidad del servicio. De hecho, como paso previo a que la ciudadanía dé el consentimiento, no faltará una subida del precio del agua para crear el descontento previo por el precio abusivo del servicio aún público. Pero ya sabemos que las empresas privadas, más aún los monopolios, no son precisamente hermanitas de la caridad; están para ganar dinero. Así que es fácil adivinar qué nos depararía el futuro si permitimos que se consume la cesión a manos privadas por 50 años de la gestión de un bien escaso y necesario y de demanda creciente. Pregunten en París por las mejoras y por qué tras años de cesión a la empresa privada, se vuelve a municipalizar.

            En política encontramos un amplio campo para lo diferido. Las campañas electorales están llenas de promesas, medidas anunciadas para el futuro y que, en este caso, muchas veces no se tiene ni intención de cumplirlas. Pero una vez que la ciudadanía ha picado el anzuelo, ha dado el consentimiento con el voto, luego las reclamaciones al maestro armero. Y en cualquier caso, los vendedores de humo y mentiras cuentan ya de antemano con estas dos ventajas a su favor: la resignación del público, acostumbrado a que las promesas para el futuro no suelen cumplirse; y nuestra enorme capacidad de olvido.

viernes, 27 de septiembre de 2013

ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN.3. LA GRADUALIDAD


   Olivier Clerc explica este fenómeno de la gradualidad en su libro “La rana que no sabía que estaba hervida… y otras lecciones de vida”  (2005) con la siguiente parábola:

         Imaginemos una cazuela llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana. Se está calentando la cazuela a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana esto le parece agradable, y sigue nadando. La temperatura empieza a subir. Ahora el agua está caliente. Un poco más de lo que suele gustarle a la rana. Pero ella no se inquieta y además el calor  le produce algo de fatiga y somnolencia.

          Ahora el agua está caliente de verdad. A la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar y no hace nada más. Así, la temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, nunca de una manera acelerada, hasta el momento en que la rana acaba hervida y muere sin haber realizado el menor esfuerzo para salir de la cazuela.

           Si la hubiéramos sumergido de golpe en un recipiente con el agua a cincuenta grados, ella se habría puesto a salvo de un enérgico salto.

           Para lograr que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, con cuentagotas, por años consecutivos. Fue de esta manera gradual y sistemática como se fueron imponiendo condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo o liberalismo neocón) durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, individualismo frente a solidaridad, ataque a organizaciones sindicales, deslocalización, desregulación, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

            La estrategia de la gradualidad está siendo aplicada constantemente, afectando tanto a las grandes decisiones que hipotecan nuestro futuro como a las decisiones domésticas; tanto a sucesivas subidas de impuestos como al  aumento gradual del recibo de la luz aplicando 4 subidas en un año.

        Echando la mirada hacia atrás, puede parecernos mentira cómo se ha podido ceder tanto; cómo del derecho al trabajo se pasa al trabajo-basura como si nada, la arbitrariedad se llama ahora flexibilidad, el patrimonio público ha ido cayendo en manos privadas de los pudientes, los sindicatos han quedado desprestigiados y allá se las componga cada cual con su jefe, los puestos de trabajo aparecen y desaparecen en función de la ganancia para el capital, el Estado minimizado es incapaz de controlar la economía que se rige por la ley del egoísmo más despiadado; al calor del consumismo, poco a poco, el nuevo orden mundial ha venido y nadie sabe cómo ha sido. Libertad y felicidad a base de consumismo ilimitado, la rueda que describe el círculo vicioso de una economía absurda e insostenible: producir para consumir – consumir para producir. La publicidad, la caducidad programada de los productos (ver el reportajeObsolescencia programada”) y la facilidad de obtener créditos para adquirir lo innecesario han sido el caldo de cultivo.

          Tras los experimentos puntuales aquí y allá (y de ello da algunos ejemplos el reportaje “La doctrina del shock”) era el momento de desarrollar a nivel mundial todo el entramado de normas, leyes, organismos y propagación de ideología que propiciarán la pérdida de autonomía personal y hasta de los que aún se siguen creyendo estados o pueblos soberanos. En ésas estamos. Y la rana no sabe que está hervida.

          La solución que propone Olivier Clerc es estar siempre en situación de alerta: “Lo que nos enseña la alegoría de la rana es que siempre que existe un deterioro lento, tenue, casi imperceptible, tan solo una conciencia muy aguda o una memoria excelente permiten darse cuenta de ello, o bien un patrón de referencia que haga posible valorar el estado de la situación”. Pero no hay que olvidar que los técnicos de la manipulación, no lo dudéis,  siguen cobrando por su incesante tarea de destruir conciencia, memoria y patrones de referencia.

jueves, 26 de septiembre de 2013

ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN.2. CREAR PROBLEMAS PARA DESPUÉS OFRECER SOLUCIONES

         Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el demandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo:

-Dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, con el fin de que la ciudadanía demande “mano dura”.

-U organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad.

-O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
         Ni éste ni ninguno de los demás métodos de manipulación son nuevos; quizás lo nuevo consista en:

-el uso sistemático del conjunto de los mismos a la vez,

-la sensible mejora de las técnicas para lograr objetivos

-y su aplicación con un desparpajo y falta de escrúpulos asombroso.

            Lo que tiene de particular este método en concreto con respecto a otros métodos es que pone los pelos de punta nada más pensar que problemas de importante gravedad han sido provocados por este tipo de “salvadores” o “bomberos-pirómanos” para conseguir sus fines. Parece increíble. Y sin embargo, podemos cosechar en la historia y en las hemerotecas ejemplos a montón al respecto.

         En general, los individuos llevamos mal que los poderes restrinjan nuestras libertades. Pero estos poderes han encontrado la fórmula perfecta para llevarnos al huerto, cambiándonos libertad por seguridad. Pero hay que crear la demanda para presentar a continuación la oferta, ley del mercado pura y dura. Pues  nadie compraría seguridad sin verse amenazado; así que es precisa la “ocurrencia” de crear el clima de inseguridad o hasta de pánico necesario para que la ciudadanía implore seguridad al precio de lo que sea. Y ya sabemos qué es “lo que sea”. Para la comprensión de todo esto es básica la difusión de documentales como “La doctrina del SHOCK” de Naomi Klein (ver aquí un resumen subtitulado en español y ver aquí el documental completo).

         Y aquí entra en acción el recurso a los “mitos”, creencias que aún sin fundamento alguno han sido sembradas entre la ciudadanía hasta haber arraigado. Resulta curiosa la fama atribuida tradicionalmente a la derecha para la gestión de ciertos asuntos públicos: la economía, el terrorismo, el orden público. En España, estos mitos benefician claramente al Partido Popular, que algo habrá tenido que ver en la creación de los mismos con sus “medios”.

          Así, la derecha siempre gozó de buena fama entre la ciudadanía respecto al tema del “orden público”. Sin embargo, los hechos no se corresponderían con lo que encuestas de opinión revelan. Es sabido que, siendo ministro Mayor Oreja, los niveles de delincuencia subieron… casualmente; y sin embargo siguió siendo uno de los ministros de Aznar mejor valorados. Su “programa estrella” consistió en la desaparición de varios miles de efectivos policiales; la reacción apetecida se produjo, por supuesto, en la demanda de más mano dura frente a la delincuencia; y la solución también estaba prevista: la promoción de los sistemas privados de seguridad (empresas en las que la familia Mayor-Oreja tiene amplia participación). Eso, por no referirnos a otro tema de seguridad, la seguridad vial, las muertes en carretera: a pesar de la propaganda que el PP gasta en el tema de la “defensa de la vida”, tuvo que venir el malvado Rubalcaba para ir bajando año tras año el número de muertes por accidente en carretera; algo que el envidioso Aznar no pudo soportar e hizo aquellas ridículas declaraciones sobre las copas antes de ponerse al volante. Actitud que se repite con respecto a los logros de Interior en la lucha antiterrorista: no sólo se minimizan mediáticamente (ya no es tema de preocupación y así se despacha todo mérito); además, nunca faltan voces atribuyendo éxitos policiales a “cortinas de humo”, a “pacto con los terroristas y su entorno” o se buscan recovecos para sembrar duda en la limpieza del trabajo llevado a cabo.

         Mientras la derecha hace campañas que a veces poco disimulan una cierta xenofobia, lo cierto es que con Acebes como ministro de Interior de Aznar España fue un coladero para “sin papeles”, la inmigración ilegal; cuando arreciaban las críticas, el mismo Aznar salió al paso con aquel célebre “había un problema y lo hemos solucionado”. Falso, como tantas veces. El problema estaba creado, con cerca de dos millones de “sin papeles” haciendo las delicias de quien sólo ve en el ser humano carne de cañón y mano de obra barata; pero luego a quien se señala como culpable es al siguiente Gobierno, a quien tiene que enfrentarse al problema e intentar solucionarlo; la reacción buscada ya se ha venido produciendo en brotes de xenofobia aquí y allá, no faltando nunca autores intelectuales que avivan el fuego ni voces para acusar a otros del “efecto llamada”  (por cierto, el “efecto llamada” se habría producido en todo caso por aquella pomposa proclamación de Aznar “¡España va bien!”). La solución prevista por la derecha que siempre quiere volver nunca llegamos a saberla, como no sabemos la solución prevista a la crisis económica, a las demandas autonómicas y no digamos ya al problema de la corrupción. Pero lo que sí está siempre presente es la exigencia de que se vaya el Gobierno “de los otros” porque ellos son los únicos capaces de dar soluciones a cualquier cosa. Así pudo dogmatizar Montoro:dejad que España se hunda, que ya la levantaremos nosotros.

          La organización de atentados sangrientos para conseguir una determinada reacción en la población también cuenta con sus episodios en la historia de nuestro peculiar “género humano”. Desde el incendio de Roma que sirvió de excusa a Nerón para iniciar la persecución de los cristianos, al incendio del Reichstag con el que los nazis empezaron a justificar sus atropellos o las Torres Gemelas que dieron alas a Bush para sus planes belicistas, viendo aprobado inmediatamente lo que el día anterior se le había negado en el Congreso. También fue casualidad que Rumsfeld hablara, poco antes del horrible suceso, de la importancia de “algún hecho externo” que viniera a “torcer el brazo” de los demócratas reticentes. Lo cierto es que las alertas no funcionaron. Por supuesto, siempre quedan más sombras que luces alrededor de este tipo de acontecimientos macabros, a pesar del frecuente recurso a las llamaradas. 

         Tampoco hace falta extenderse mucho en explicar cómo quienes han creado primero la crisis económica y financiera son los mismos que, ante la demanda de soluciones urgentes, se proponen no ya como consejeros de “lo que hay que hacer”, sino auténticos jueces y parte interesada, obligando a que se tomen las medidas que su sistema necesita para seguir machacándonos con sus especulaciones (ver “Miedocracia. Funcionamiento especulativo de los mercados”, del programa “Salvados”).

      Y la misma cuestión con los creadores de la monumental burbuja inmobiliaria, puesta primero como ejemplo de desenvolvimiento económico y posteriormente, punta de lanza para el acoso y derribo del gobierno que heredó el problema en su versión del necesario parón y del paro consiguiente. Quienes primero se ufanaron de que en los años de bonanza de cada 10 puestos de trabajo europeos 8 eran en España, posteriormente, con la crisis, de cada 10 parad@s europeos 8 correspondían a España. Y si algo queda claro en esas cuentas es que “de aquellos polvos, estos lodos”; pero eso ya no cuenta: de nada sirve el análisis frente a la brutalidad de los hechos y la “doctrina del shock” funcionará para nuestra desgracia.

          En ambos casos, los padres de la criatura se autoproponen como “la solución” al problema que dejaron preparado. El caso es barrer para dentro a sabiendas de que el pueblo “cornudo y apaleado” difícilmente va a poder oponer resistencia a las medidas que se le propongan (o mejor, impongan) bajo el estado de shock; esa potente arma silenciosa capaz de doblegar gobiernos a su antojo, como pudimos ver en el repentino cambio de rumbo en la política del gobierno de Zapatero en mayo del 2010, cambio claramente impuesto  bajo los efectos del estado de shock. Pero afortunadamente siempre quedará en la ciudadanía algún resquicio de lucidez dispuesto a crecer y extenderse, invitando al despertar de la razón. Pues, como escribió nuestro genial Goya al pie de uno de sus Caprichos, “el sueño de la razón produce monstruos“.

martes, 24 de septiembre de 2013

ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN 1. LA DISTRACCIÓN


          Un elemento primordial para el control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. Son las frecuentes  “cortinas de humo”, intencionadamente difundidas para desviar la atención hacia lo irrelevante. No hace falta ser muy avispado para darse cuenta de cómo desde el poder se agitan y sobredimensionan conflictos como Gibraltar o el independentismo catalán con la intención de desviar la atención de la gente u ocultar la propia incapacidad para gestionar la política o la economía, cuando no episodios de corrupción más que presunta.

          Al diseñar la estrategia de manipulación, ya se cuenta con la pasividad, con la falta de reacción de masas silenciosas, a las que a la vez se suele alagar sin disimulo. Pero hay que poner atención, pues precisamente quienes tenemos más costumbre de reaccionar y movernos seremos el objetivo primordial de esta estrategia: con esta maniobra de la distracción, se trata de dispersarnos, de lanzar señuelos en infinidad de direcciones para desconcertarnos,  no sabiendo al final hacia dónde acudir, ante tal infinidad de puntos de destino lanzados a nuestra atención e interés; lográndose así el objetivo primordial: dinamitar cualquier intento de proyecto colectivo, haciendo que éste sucumba en aras de las individualidades, la dispersión de intereses, las casuísticas variopintas,  experimentos creativos, personalismos o egos…El "divide y vencerás" llevado a cabo por el neoliberalismo con las más avanzadas técnicas.

         Es por tanto preciso preciso, frente a la frecuente invitación a andarse por las ramas, reaccionar pegándote bien al tronco. Y no ser víctima de la estrategia del engaño, que trata de “llevarte al huerto”,  a “coger el rábano por las hojas” o que “los árboles te impidan ver el bosque”… Frases antiguas que delatan que el recurso no es nuevo, aunque debido a grandísimos avances en las nuevas tecnologías de conocimiento y manipulación de masas, sí presenta unas características nuevas y mucho más virulentas.

          El resultado del bombardeo propagandístico del sistema es la realidad de un mundo atomizado, dividido, hecho trizas, un mundo globalizado y a la vez más roto, dividido y enfrentado que nunca por el virus del individualismo; una realidad de “arenas movedizas”, difícil de comprender, desregulado y disperso. Un barco que hace aguas por tantos agujeros que no sabemos a cuál acudir, desconcertad@s. De ahí la llamada del filóosofo F. Ingrassia a “pensar en la dispersión”.

          En una avalancha de estímulos propagandísticos, eslóganes, frases, consignas, artículos, portadas de prensa, titulares, reportajes… es preciso encontrar un asidero personal para no verse arrasado por “el río que nos lleva”. Y a modo de gimnasia de “defensa personal” quizás no esté de más hacerse por costumbre preguntas como ¿esto de dónde viene? ¿qué pretende? ¿a quiénes aprovecha o beneficia? Sobre todo ante mensajes que nos llegan de forma anónima, muy frecuentemente dirigidos al público más joven vía internet. Porque desde luego lo que hay que descartar es la ingenuidad, inocencia o inocuidad de los medios de masas.

          La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología o la cibernética. “Mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar de vuelta a la granja, como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

          Por supuesto, esto supone una previa política de acaparamiento y control de medios de comunicación, en forma de grandes grupos mediáticos que incluyan prensa, radio y televisión, sin descuidar la invasión de la red con el bombardeo de páginas web. Murdoch,  Berlusconi o los intentos de controlar la red con la Ley SOPA son buenos ejemplos de esto.

           En España no hace falta remitirse a los tiempos de la dictadura franquista y su “prensa del movimiento”. Más recientemente tuvimos, en tiempos del gobierno de Aznar, un impresionante intento de cerrar el círculo del dominio absoluto de los medios, una de sus líneas políticas prioritarias; no contentos con la toma de los medios públicos, ensancharon el ámbito de los medios privados afines (Antena3, El Mundo, La Razón) y trataron de eliminar al único grupo de medios que se le resistía, el de Polanco. Tal fue el empeño por hundirlo (con aquella excusa del “interés general”) que llegaron a hacer prevaricar al juez Gómez de Liaño (al que pronto indultarían) en aquel capítulo de ataque a lo diferente que no debería borrarse de nuestra memoria. No olvidar porque el pueblo que ignora su historia está condenado a repetirla. Y ahí tenemos la vuelta a la gubernamentalización de RTVE con la vuelta del PP al poder, algo que pensábamos que había pasado a la historia.

            Las “maniobras de distracción” no sólo consisten en bombardear con todo tipo de “noticias” insustanciales para ocultar las decisiones importantes o hechos decisivos que el pueblo no debe conocer. La proliferación de series televisivas que “enganchan” y los reality shows cumplen perfectamente con el objetivo de tener al pueblo “ocupado, ocupado, ocupado”, no sea que le entre lo que aquel monarca español, cuyo nombre no quiero ni recordar, llamaba “la funesta manía de pensar”. O Saber.

           La sustitución no hace mucho de CNN+ por 24 h de Gran Hermano representa algo más que la pérdida de un canal de noticias. Por si fuera poco tratar como “información” por ejemplo las idas y venidas de famosos y vividores, también se “informa” de todos los “dimes y diretes” de cualquier personajillo de medio pelo político o social, y no digamos la cuota de pantalla que llenan los gritones, opinadores y creadores de opinión; de forma que llegamos a un estado en el que la información sobre los “dichos” supera con creces a la información sobre los hechos.

10 ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN DE MASAS (CHOMSKY)

Noam Chomsky es filósofo y profesor emérito de Lingüística en USA. Es una de las figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX, reconocido en la comunidad científica y académica por sus importantes trabajos en teoría lingüística, ciencia cognitiva y análisis político en Estados Unidos.
 
   Basándose en el escrito  ”Armas Silenciosas para Guerras Tranquilas”    -documento secreto de estrategia de manipulación de masas descubierto casualmente el 1986 – se atribuye a Noam Chomsky la formulación de este Decálogo de “Estrategias de Manipulación Mediática”.
 
1- LA ESTRATEGIA DE LA DISTRACCIÓN.
2- CREAR PROBLEMAS Y DESPUÉS OFRECER SOLUCIONES.
3- LA ESTRATEGIA DE LA GRADUALIDAD.
4- LA ESTRATEGIA DE DIFERIR.
5- DIRIGIRSE AL PÚBLICO COMO CRIATURAS DE CORTA EDAD.
6- UTILIZAR EL ASPECTO EMOCIONAL MUCHO MÁS QUE LA REFLEXIÓN.
7- MANTENER AL PÚBLICO EN LA IGNORANCIA Y LA MEDIOCRIDAD.
8- ESTIMULAR AL PÚBLICO A SER COMPLACIENTE CON LA MEDIOCRIDAD.
9- REFORZAR LA AUTO-CULPABILIDAD.
10- CONOCER A LOS INDIVIDUOS MEJOR DE LO QUE ELLOS  SE CONOCEN.

             Independientemente de quién sea el autor de este “decálogo”, partiré de él para desarrollar unas reflexiones sobre esas estrategias de manipulación de masas a través de los medios, actualizando los comentarios que ya publiqué en otros medios.