Un dicho
popular establece que “la banca siempre gana”. Habría que añadir: y el partido
político adscrito a la misma, también. Así entiendo yo el arrollador triunfo
que la derecha obtuvo, aparentemente sin mover un dedo, tras la profunda crisis
en que nos sumió el capitalismo financiero, una estafa por todo lo alto, llevándose
la riqueza del país al país de “no se sabe dónde” y dejando al gobierno de ZP y
a su partido en estado de shock por largo tiempo.
¿Acaso no
sabía “la gente” que el partido que iba a venir a suceder a ZP en el gobierno
estaba compinchado con los que aquí y en un montón de países, principalmente
los denostados PISGs, estaban imponiendo, sí o sí, medidas austericidas sobre
la población? Seguro que sí. Pero los poderes son muchos y en los momentos
oportunos soplan de forma coordinada, empujando a las mayorías de la población
hacia lo que llaman “buena dirección”. Y eso explica perfectamente por qué la
opción elegida por la mayoría acosada no fue precisamente IU por ejemplo. No.
Los vientos orientan sólo en la “buena” dirección; es decir, en la conveniente a la
fuerza del capital que los impulsa.
Y para eso
están “los instrumentos”. Entre ellos, la propaganda, las encuestas y la
propaganda de las encuestas. Con mucha antelación a que se produzcan las
elecciones, las encuestas empiezan a trabajar (es decir, a influir) sobre cuál
va a ser (debe ser) el veredicto de las urnas, convirtiendo poco a poco lo “conveniente”
en irremediable y necesario. Apenas se inició la segunda legislatura de ZP,
todo ese trabajo ya estaba en marcha y ZP iniciaba la legislatura bajo sentencia
de muerte política. Es un instrumento que funciona.
Así que un
instrumento tan eficaz como tentador fue utilizado descaradamente en las últimas
elecciones andaluzas. No había encuesta o análisis que no diera por seguro el
triunfo de la derecha tan arrollador como para formar gobierno en solitario.
Pinchazo. ¿Por qué? Pues porque unas son las intenciones de las encuestas y
otras las intenciones de la gente. A veces sí se puede. Pero ¿por qué tanto
empeño en Andalucía? Se dice que Andalucía y Catalunya son comunidades claves
para un gobierno de izquierdas. Y algo de razón debe haber en ello.
¿Qué hace
la derecha en Catalunya? Pues allí la hegemonía de la izquierda ha sido
arruinada de una manera distinta y perversa. ¿Recordáis cómo los ataques de
Aznar en su segunda legislatura hicieron pegar una buena subida a los
independentistas de ERC? Pues aquello fue solo un experimento con gaseosa. Tras
los ataques al Estatut desde la derecha del PP hemos visto en 3 años un auténtico
subidón del independentismo, un auténtico cataclismo en el panorama político
catalán, incluido el arrasamiento de un partido que fue allí hegemónico, el
PSC. Aquí la derecha fue fiel a la ya vieja estrategia sintetizada en la frase “antes
rota que roja”.
Continuará…
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