Y ha sido algo muy curioso, porque apenas reunirse el Comité
Federal del PSOE y aprobar un proyecto de acuerdo de gobierno de coalición de
izquierda basado en 8 puntos, los medios de intoxicación al unísono se han
lanzado a meter micrófonos a cuanto barón o baronesa se encontraran al paso (o
al trote o al galope) para preguntarle por algo
muy distinto a lo que acababan de acordar, a preguntar por la fecha del
nuevo congreso del PSOE (algo que a los españoles nos la suda, ya ves tú) y de
ahí a la autoconclusión de que Pedro Sánchez tiene los días contados y que
Susana Díaz va a dar el salto a Madrid.
Lo que en realidad ocurre es que el Comité Federal del PSOE
liderado por Pedro Sánchez ha dado el
carpetazo definitivo a la aspiración de aquel “gran pacto” que han venido promoviendo
tanto la derecha (como abrazo del oso
al PSOE) como cierta izquierda “verdadera”
(y la más verdadera de todas, que es la que se define como “ni izquierda ni
derecha”) encelada con la pasokización y
el “sorpasso” al PSOE.
Susana Díaz no es un
valor de futuro para la secretaría general del PSOE. Eso lo deben saber
tanto ella como los supuestos barones que, según la teoría de la conspiración,
la estarían apoyando. Pertenece al entramado del poder en Andalucía, a lo que
tanto gusta ahora calificar como vieja
política. Y tanto ella como los barones deben saber que los mismos medios
que hoy jalean su presunta ambición por aspirar a venir a Madrid, le pondrían
al día siguiente los EREs andaluces en la puerta de Ferraz y en las portadas de
sus periódicos.
Por eso no hay
análisis que entre a valorar, discutir, rechazar y ni siquiera mencionar los
puntos propuestos para un pacto de gobierno de izquierdas. Eso no interesa
lo más mínimo. Lo que interesa es
ofrecer a la gente una imagen de división e inestabilidad dentro del PSOE.
Porque saben que eso en unas elecciones se castiga y mucho.
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