martes, 14 de mayo de 2019

ALFREDO PÉREZ RUBALCABA, UN APASIONADO DE LA ENSEÑANZA


         Agradezco al Presidente Pedro Sánchez que en su artículo Un hombre de Estado al servicio de España publicado en El País, destacara en estos dos párrafos precisamente la que yo considero  que fue la gran pasión de Rubalcaba: la enseñanza, la educación pública. Dice así:


        “Con el regreso de la democracia, España afrontaba el reto de progresar social y económicamente. Queríamos parecernos a los países más avanzados de las entonces Comunidades Europeas, un auténtico anhelo tras la larga noche del franquismo. Y para ello era fundamental situar a España en niveles de desarrollo educativo similares a los de Francia, Alemania o Reino Unido. Nuestro país sufría niveles de analfabetismo intolerables, y el número de estudiantes de educación secundaria y superior eran impropios del país que queríamos ser. Con apenas 35 años, en 1986, Alfredo Pérez Rubalcaba asumió la Secretaría de Estado de Educación, y en 1992 se convirtió en ministro de Educación y Ciencia de Felipe González. Su labor fue clave para conseguir uno de los logros que más nos enorgullecen como socialistas, pero, sobre todo, como españoles: la universalización de la educación pública y la reforma del sistema educativo.
         España avanzó en cinco años lo que otros países habían tardado décadas en conseguir. Ese fue uno de los grandes logros de Alfredo,  sin duda, y el que más destacaba él mismo cuando se le preguntaba por su trayectoria política”.

Como se resalta en este otro artículo, Rubalcaba fue un hombre que no dejó nunca de vibrar por la educación. Y así lo demostró. Su puerta de entrada y de salida fue la enseñanza, su puesto de profesor de Química Orgánica en la Universidad Complutense.

En efecto, Rubalcaba fue uno de los artífices más destacados de la Ley Orgánica 1/1990 de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo, la LOGSE, una obra gigantesca y quizás por ello también muy denostada desde la derecha más recalcitrante: la adaptación de nuestro sistema educativo a la Constitución, así como homologar la enseñanza española a los sistemas educativos de la Europa más avanzada.

Porque la LOGSE no fue una ocurrencia ideológica al calor de un cambio de Gobierno; fue una obra ingente que se levantó sobre multitud de trabajos, durante años, de cientos o miles de grupos de trabajo, la mayoría sin duda de profesorado, pero también de otros sectores de la sociedad, aportando ideas para una renovación pedagógica de urgente necesidad en el país.

Tampoco se implantó deprisa y corriendo: otra característica singular de la LOGSE es que, una vez fijado el cuerpo de la forma educativa, dispuso de un periodo de experimentación en centros que voluntariamente se prestaron a llevar a cabo los planes de la Reforma, antes de su implantación con carácter general en el Estado.

El punto de partida de la ley es el Artículo 27 de la Constitución Española de 1978. Este punto de partida es esencia para comprender la nueva Ordenación de nuestro Sistema Educativo, ahora sí, basado en los principios constitucionales; un sistema que considera la educación como derecho del individuo para su pleno desarrollo, que inició una gestión democrática de los centros ​y que estableció un sistema descentralizado de enseñanza en España​ al permitir que las Comunidades Autónomas no sólo gestionasen los centros educativos, sino que pudieran redactar un porcentaje muy importante de los contenidos curriculares.
El nuevo sistema educativo español, configurado con los principios y valores de la Constitución, “se orientará a la consecución de los siguientes fines previstos en dicha Ley:
a) El pleno desarrollo de la personalidad de los alumnos;
b) La formación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales y en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad, dentro de los principios democráticos de convivencia;
c) La adquisición de hábitos intelectuales y técnicas de trabajo, así como de conocimientos científicos, técnicos, humanísticos, históricos y estéticos;
d) La capacitación para el ejercicio de actividades profesionales;
e) La formación en el respeto de la pluralidad lingüística y cultural de España;
f) La preparación para participar activamente en la vida social y cultural;
g) La formación para la paz, la cooperación y la solidaridad entre los pueblos”.
Se sentía la necesidad de incorporarse a los modelos educativos  europeos y  de asumir un modelo más acorde a los nuevos cambios tecnológicos surgidos en educación. Así, se optó por potenciar un sistema de enseñanza de metodología constructivista y el aprendizaje significativo frente al memorismo excesivo de la enseñanza tradicional; también se elige un tipo de currículo abierto y flexible, con diferentes niveles de concreción (Leyes estatales o autonómicas, centro, aula o incluso alumno en particular), y adaptando los contenidos a los conocimientos y esquemas psicológicos de los alumnos.
            La nueva Ley aspiraba a acabar definitivamente con el analfabetismo (incluyendo la atención a la Educación de Adultos y la atención al alumnado con Necesidades Educativas Especiales) mediante la generalización de la enseñanza obligatoria y gratuita, ampliándola  hasta los 16 años, 2 años más que la anterior EGB: ahora son 6 cursos de Primaria y 4 de Secundaria Obligatoria, la ESO. La educación es considerada como un medio primordial para la igualdad de oportunidades.
Con la idea de conectar la educación con la sociedad, se desarrolla el concepto de Comunidad Educativa y los Consejos Escolares adquieren un papel relevante en los centros, como la capacidad para elegir a los directores y tomar decisiones sobre la gestión del Centro
Reguló la Educación Especial para alumnado con “Necesidades Educativas Especiales”​, aparece el concepto de “Integración”, dotando a los centros de recursos para atender a las necesidades especiales.
Para cumplir el objetivo de la calidad de la enseñanza había que atender a la renovación pedagógica del profesorado. Para ello, el Ministerio convocó cursos de formación para las nuevas especialidades (como la Música) y creó una red nacional de Centros de Profesores (CEP) para la Formación Permanente del profesorado. Sobre todo fue decisiva esa red para la introducción de las Nuevas Tecnologías o el idioma, las Áreas de Educación Artística y nuevas metodologías. Se introducen nuevas especialidades y se exige la habilitación correspondiente para ejercerlas. En el plan de renovación pedagógica entraba también la incentivación de la jubilación anticipada. Todos los Centros recibieron material bibliográfico completo para ayudar al profesorado a desarrollar las nuevas tareas de programación, elaboración del Proyecto Curricular de Centro, la programación de aula y material de apoyo metodológico para el desarrollo de las distintas áreas (las famosas Cajas Rojas y las Cajas Azules), una recopilación de material impresionante. La Ley contempla la evaluación del propio sistema, mediante las memorias anuales sobre la actividad y resultados académicos de cada curso.
Se definió la función de inspección como servicio de apoyo a los Centros, lejos de la función represiva que había tenido durante el franquismo; y se introducen  la acción tutorial y el servicio de orientación. Se fomentó la compensación de desigualdades en la educación en los centros de especial dificultad por su entorno sociocultural o se redujo la ratio escolar.

         Pues en todo esto estuvo Alfredo, como Secretario de Estado de Educación y como Ministro de Educación. Los detractores han hecho mil chistes para denigrar a la LOGSE, olvidando el memorismo, el adoctrinamiento y hasta el analfabetismo de que veníamos; o que hasta el 77 había que jurar los Principios del Movimiento para poder ejercer la docencia. Pero era lógico que quienes aceptaron la Constitución a regañadientes vieran con malos ojos desde el principio una Ley Educativa que tomaba como raíz principal la Constitución Española del 78.

Lo cierto es que lo peor que pudo pasarle a la LOGSE fue que, a mitad de su implantación, el cambio de Gobierno en el 96 puso a Esperanza Aguirre al frente del Ministerio de Educación, lo que suponía emplear más recursos en desprestigiar una Ley que consideró “del enemigo” que en desarrollarla; y lo que faltaba: volcar un claro favoritismo hacia la enseñanza privada. Es como si el propósito del nuevo Gobierno, con Aznar a la cabeza, se hubiera propuesto hacer la peor aplicación de la LOGSE en la parte que les correspondió, la ESO. De hecho, en Madrid su Consejera de Educación Lucía Figar destruyó la valiosísima red de Centros de Formación de Profesorado. Adónde irían a parar material bibliográfico valiosísimo, aparatos de nuevas tecnologías y multitud de proyectos de innovación de grupos de trabajo de profesorado durante una década, de cursos de formación y seminarios?

La transformación de un país a través de la enseñanza y la educación es un camino largo, lento, arduo, salvando obstáculos continuos... pero imparable. Alfredo creyó en ese camino consciente de las dificultades que entraña; pero sin duda guiado por esa tenacidad que siempre tuvo para afrontarlas. Ya no estás con nostros, Alfredo, pero vamos a seguir luchando. Porque recordamos aquello de "podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera". Gracias, Alfredo.