miércoles, 29 de abril de 2015

EL FRAUDE A LA DEMOCRACIA EN LAS SESIONES DE CONTROL PARLAMENTARIO AL GOBIERNO

          Se ha instalado en las sesiones de control parlamentario al Gobierno una sistemática costumbre de los miembros del ejecutivo de contestar atacando a quien formula la pregunta; un fraude claro a mi entender, en cuanto pretende acallar cualquier crítica a la actuación del ejecutivo, pervirtiendo la función misma de dichas sesiones de control, impidiendo la obligación que tiene la oposición de controlar al gobierno.

          No es simplemente un recurso al “y tú más”, como suelen repetir los medios y tertulianos; es un fraude a la democracia en toda regla; pues no se trata de un debate de tú a tú, como pueden ser los debates de campaña electoral, sino algo muy distinto: el ejercicio de una función y hasta una obligación: de preguntar por parte de la oposición y de responder por parte del gobierno.

          Y es un fraude en toda regla no sólo porque no se responde a las preguntas, sino porque además el gobierno dispone de varias armas que son letales contra la oposición:

- Las preguntas han tenido que ser presentadas con antelación y aprobadas por la mesa del Congreso (donde, el PP tiene mayoría absoluta y hasta ha vetado ciertas preguntas).

- Los miembros del ejecutivo responden o no a las preguntas, según conveniencia; y desde luego, no se privan siempre que tienen ocasión de largar un buen chorreo contra el que formula la pregunta incómoda o su partido.

- El ejecutivo siempre tiene la última palabra; de forma que además de no contestar a las preguntas dispone de una oportunidad estratégica para machacar al contrincante, lanzarle el golpe de gracia.

          Considero una práctica totalmente antidemocrática que ya debería haberse cortado en seco; por ejemplo, con el abandono del hemiciclo; sí, con el abandono; porque el mecanismo del diálogo está trucado.

          El recurso a echar en cara lo que la oposición hizo cuando gobernaba es fraude no sólo porque sea una artimaña para no contestar; es que el partido del gobierno de ahora ya dispuso en su día de las ocasiones pertinentes para criticar al gobierno de turno. ¿O acaso Zapatero y Rubalcaba se libraron de las preguntas de sus señorías peperas en las sesiones de cada miércoles en el Congreso?

          Durante cada legislatura, las sesiones de control al gobierno deben cumplir escrupulosamente su función, sin otras derivaciones o adulteraciones; y la labor de cada ejecutivo la juzgamos finalmente la ciudadanía con el veredicto de las urnas. Pretender seguir juzgando al gobierno anterior aún después de haber recibido el castigo merecido en las urnas es un recurso fraudulento y un abuso de poder desde un ejecutivo que tiene alergia a dar explicaciones sobre su propia actuación y en definitiva no asume sus propias responsabilidades de gobierno.